Según un estudio de la Universidad de Alabama, Birmingham, se determinó que el uso de sustancias alucinógenas en dosis controladas puede alterar de manera positiva la conducta. Esto no ocurre con las llamadas “drogas duras” como heroína, paco, cocaína, alcohol y metanfetaminas, ya que afectan negativamente al organismo, provocando reacciones agresivas y violentas, mientras que el uso de alucinógenos y drogas psicoactivas como cannabis, psilocibina, LSD, mezcalina y ayahuasca, ayuda a controlar los impulsos violentos y las tendencias peligrosas en los consumidores.
En estos últimos años, gracias a los grandes avances de la ciencia, se pudieron determinar nuevos beneficios de estas sustancias. Permitirían, en dosis controladas y bajo estricto tratamiento médico, mejorar la sociabilidad del consumidor y mitigar los síntomas de muchos trastornos y patologías, entre los que se encuentran los consumos problemáticos (adicciones), depresión y traumas psicológicos.
En la lectura que hacen los investigadores dirigidos por el profesor Peter Hendrix de la Encuesta Nacional sobre Uso de Drogas y Salud (NSDUH, en inglés) de Estados Unidos, quedaría demostrada la efectividad, en cuanto a la reducción de los instintos criminales se trata, del tratamiento con sustancias como psilocibina y mezcalina en pacientes reclusos. Esta investigación fue publicada en la revista Journal of Psychopharmacology, lo que le da gran trascendencia y formalidad.
Fue analizada la relación entre consumo de sustancias controladas y la conducta delictiva en aproximadamente 480.000 reclusos, participantes del NSDUH durante los últimos años, los cuales demostraron que el haber consumido alucinógenos durante el año anterior a la confección de la encuesta contribuyó a la reducción de los actos criminales, bajó un 27% de probabilidad de cometer robo o hurto, un 12% la probabilidad de cometer delitos contra la propiedad, y un 18% la de cometer actos violentos, mientras que el haber consumido drogas duras, elevó la probabilidad de cometer delitos e incrementó la violencia. Esto ocurre debido a los beneficios psicosociales duraderos que poseen los alucinógenos, demostrado en numerosos estudios según el Dr. Hendricks, justamente por sus propiedades terapéuticas, lo que permite mitigar las afecciones y trastornos. Esta es una herramienta útil en los tratamientos controlados para reducir los comportamientos antisociales de reclusos reincidentes.
En cuanto al cannabis, según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de los Emiratos Árabes Unidos, uno de los tantos cannabinoides, el Beta-Cariofileno, es útil para el tratamiento de la depresión y la ansiedad. El estudio en cuestión fue publicado en la revista Fisiología y Comportamiento. Este cannabinoide demostró poseer efectos ansiolíticos y antidepresivos en los consumidores, mientras que el cannabinoide CB2 posee propiedades de regulación del comportamiento emocional, y el CBD posee gran potencial psiquiátrico como ansiolítico y antidepresivo. Estas sustancias pueden ser utilizadas en tratamientos terapéuticos para las personas reclusas, las personas que ingresan al sistema penal, así como también para las victimas de delitos con traumas por violencias.
La idea misma de la prisión justamente es la de “resocialización” del recluso, por lo que es deber del Estado ser responsable de esta tarea, especialmente con una población carcelaria proclive al consumo problemático de drogas (duras y alucinógenos), adicciones y abusos. El tratamiento médico y psicológico es parte del derecho al acceso a la salud, y el Gobierno Nacional y Provincial deben garantizar este derecho. Los estudios de este tipo son necesarios para reducir la peligrosidad y violencia dentro de las prisiones y permitir mejorar la sociabilidad una vez fuera del sistema penal: con tratamientos continuados a lo largo del tiempo, permitiendo la inclusión social de esta población vulnerable, evitando a toda costa la reincidencia criminal.
En pos de reducir la violencia y los delitos, el Estado debe realizar y promover investigaciones de este tipo, a fin de encontrar soluciones a los problemas psicosociales de las personas vulnerables y en conflicto con la ley penal, a los consumos problemáticos de estas personas y los trastornos a nivel psicológico que pueden llegar a provocar tanto comportamientos agresivos y violentos como daños a nivel neuronal. Se debe trabajar en la prevención justamente de la violencia y los actos criminales, a fin de reducir la sobrepoblación carcelaria, mejorar los lazos socioafectivos para lograr la reinserción social y evitar la re criminalización de una población vulnerable, así como también lograr mitigar los trastornos post traumáticos de las víctimas.
Fuentes: https://wakeup-world.com/2016/08/05/cannabis-treats-anxiety-depression-and-activates-brain-pathways-that-regulate-emotional-behavior/ https://www.muyinteresante.es/crimen/articulo/las-drogas-psicodelicas-podrian-reducir-la-criminalidad-911520932194