La Northern Lights es una de las primeras variedades de cannabis índicas casi puras de la era moderna y su reputación ya era extraordinaria antes del cambio de siglo. Este excepcional Afghani disfruta de un estatus legendario entre muchos cultivadores, consumidores terapéuticos y recreativos.
Sus ejemplares producen cogollos densos, gordos y resinosos, son fáciles de cultivar, una medicina de primer nivel y probablemente la más índica entre las índicas. La índica que se usa de referencia con la que comparar todas las demás hoy en día.
Como cualquier leyenda, el origen de la Northern Lights está envuelta en misterio. Las historias sobre cómo fue desarrollada y de dónde procede son quimeras. Lo que sí sabemos a ciencia cierta, es que la Northern Lights que conocemos y adoramos hoy, llegó desde las afueras de Seattle a Amsterdam en algún momento cercano a 1985, donde Neville Schoenmaker y su banco de semillas (que luego se convertiría en Sensi Seeds) siguieron evolucionándola.
Existen tres fenotipos de la cepa, enumerados de la misma manera que se enumeraron originalmente las semillas utilizadas en 1985:
Northern Lights #5 es la admiración de la familia y la reina entre las índicas. Las Northern Lights #1 y #2 se suelen utilizar para hacer cruces, porque aportan un gran sabor y esos efectos especiales de la Northern Lights a cualquier nueva creación.
Las #1 y #2 son espectaculares por sí mismas, pero cuando se combinan con otra cepa producen un sabor apreciado en todo el mundo, con las sensaciones psicoactivas y energéticas de una verdadera súper estrella del cannabis.
Sabor, aroma y efectos
Si te gustaría transportarte a un bosque septentrional del norte de Europa, con los aromas terrosos y a pino de la Northern Lights lo conseguirás. Su sabor es picante con un fondo dulce, haciendo las delicias de tu paladar. El aroma y sabor de la Northern Lights son únicos y refrescantes, es como levantarse temprano por la mañana en medio de un bosque de coníferas.
La Northern Lights induce las típicas sensaciones relajantes de las índica, que son perfectas para mantener conversaciones profundas con tus amigos, practicar tai-chi, yoga y diversos ejercicios de meditación o desconectar en el sofá mientras ves tu serie favorita. Muchos consumidores utilizan la Northern Lights para aliviar sus problemas de salud, como dolores, depresión y estrés. En cuanto le des una pitada a esta maravilla encontrarás tu zen.
Cómo cultivar Northern lights
La Northern Lights es una planta bastante fácil de cultivar. Tras un período de floración relativamente corto, alrededor de 7-8 semanas, sin duda te recompensará con una gran cosecha. Hasta el cultivador más inexperto se quedará asombrado por la cantidad de cogollos que recogerá en su primer intento.
Ser tan estable la ha convertido en una favorita entre los criadores, porque sus cruces son predecibles y siempre aportará las características del padre a la híbrida F1. La Northern Lights es rápida, compacta y muy densa. Si fuese un humano, sin duda sería un levantador de peso.
La Northern Lights es conocida por su facilidad para sacar esquejes y robustez en general. Es una planta fuerte y resistente a plagas y enfermedades, no es demasiado susceptible a la formación de hongos en los cogollos, soporta los ácaros y es muy fácil de cultivar, sin excesivos cuidados ni complicaciones. Esto la hace ideal para cultivos de exterior en climas más fríos de lo habitual.
En exterior, es una planta robusta a la que le gusta tener los pies muy secos y poco abono en la tierra. Responde bien a cualquier tamaño de maceta y se estirará muchísimo si se le expone a luz adicional al principio del ciclo.
Su aroma discreto y su facilidad de cultivo, junto con sus generosas cosechas y excepcional producción de resina, hacen de la Northern Lights la primera opción en la subespecie índica. Tanto por ofrecer la gran calidad que exigen los aficionados al cannabis, como por las abundantes cosechas que recibe el cultivador industrial.