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Tricomas del cannabis: qué son y por qué son importantes

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La mayoría de consumidores de marihuana están de acuerdo en que una sustanciosa capa de tricomas es señal de una buena marihuana; pero, ¿qué son exactamente? y ¿qué hace que esas diminutas partículas escarchadas sean tan especiales?

Los tricomas son diminutas partículas microscópicas parecidas a cristales que crecen en el cannabis. Son lo que otorga a algunos cogollos su apariencia resplandeciente, y son muy apreciados por consumidores tanto recreativos como medicinales porque contienen el poder de la marihuana.

La palabra tricoma se deriva del vocablo griego Tríchōma, que significa “brote de pelo”. Si se observan en un microscopio, los tricomas se parecen un poco a pelos o a hongos, pero a simple vista, parecen cristales minúsculos.

Los tricomas son conocidos por hacer que la marihuana potente sea pegajosa al tacto y tenga un fuerte aroma; esto ocurre porque los tricomas almacenan grandes concentraciones de cannabinoides y terpenos que dan al cannabis su singular aroma, sabor y efecto.

Tipos de tricomas

Puede que los tricomas parezcan iguales de lejos, pero tienen todo tipo de formas y tamaños extraños. Las plantas de cannabis suelen tener 3 tipos principales de tricomas:

Tricomas bulbosos

Los tricomas más pequeños del cannabis, que miden entre 10 y 15 micrómetros. Tienden a aparecer en la superficie de toda la planta y no se pueden percibir a simple vista.

Tricomas capitado-sesiles

Estos tricomas son un poco más grandes y tienen un aspecto más parecido a un hongo, con cabeza y tallo. Los tricomas capitado-sesiles son más abundantes que los bulbosos.

Tricomas capitado-entallados

Son los tricomas más grandes y abundantes del cannabis, suelen medir entre 50 y 100mm de anchura, y son visibles a simple vista (a diferencia de los tricomas bulbosos). Estos tricomas también tienen tallo y cabeza, y ésta última sirve como centro de producción de terpenos y cannabinoides.

¿Para qué sirven los tricomas?

Los tricomas son el centro neurálgico que produce los cannabinoides que tanto apreciamos; suelen producirlos a medida que la planta madura y llega a la fase de floración.

Cuando se empiezan a desarrollar las flores, comienza la actividad dentro de los tricomas. Vacuolas y plastos son transportados desde los tallos de los tricomas a las cabezas, donde se utilizan para metabolizar las células y formar moléculas que actúan como precursores de los cannabinoides.

La ciencia todavía no ha descubierto por qué se producen y almacenan cannabinoides y terpenos en los tricomas. Algunos creen que esto ayuda a proteger a la planta de cannabis de los depredadores herbívoros, mediante la producción de un potente aroma y unos efectos intoxicantes que los disuaden de alimentarse de ella.

A medida que los tricomas maduran, tienden a cambiar de color. La mayoría de cultivadores usa este indicador para medir el grado de madurez de sus plantas y decidir cuándo recoger su cosecha. Los tricomas son sumamente volátiles y pueden dañarse fácilmente por la luz, el calor, el contacto físico y el oxígeno. También pueden desaparecer después de cierto tiempo.

Cómo separar los tricomas del cannabis

Cuando se consumen flores de cannabis, hay que asegurarse de que conserven tantos tricomas como sea posible. Sin embargo, la separación de los tricomas del material vegetal permite al consumidor hacer concentrados ricos en cannabinoides, que son mucho más potentes que la flor.

De hecho, el arte de extraer tricomas es el principio básico del mercado de los concentrados. Desde el kief al hachís, pasando por el BHO y los aceites, todos los concentrados se elaboran separando los tricomas de la materia vegetal del cannabis y, básicamente, extrayendo sus componentes clave.

Hay diversas formas de extraer los tricomas del cannabis. Estas son algunas de las más populares:

Tamizado en seco

El tamizado o cribado en seco implica frotar cuidadosamente flores de cannabis seco contra un tamiz fino, lo que produce un polvo conocido como kief. El kief es posiblemente el concentrado más antiguo de cannabis, y es con lo que se prepara el hachís marroquí.

Mediante el cuidadoso movimiento de una flor seca sobre un tamiz, es posible separar los tricomas más frágiles de la superficie de la planta; a continuación, se recoge este fino polvo, se espolvorea en un canuto o en una pipa, o se convierte en hachís mediante calor y presión.

Extracción maunal

Para este método de extracción de tricomas se utilizan cogollos frescos en vez de material seco. Consiste en hacer rodar con cuidado los cogollos entre las palmas de las manos durante períodos prolongados de tiempo. De este modo se separan los tricomas de la materia vegetal y también se obtienen algunos aceites de la planta.

Esta mezcla de tricomas y aceites se acumula en la superficie de las manos en forma de una sustancia de color negro parecida al alquitrán, que luego se utiliza para hacer “finger hash” o “charas”.

Prensado en caliente

Como su nombre indica, este proceso consiste en prensar los cogollos secos entre dos superficies calientes para calentar los tricomas y separarlos del material vegetal.

La forma más fácil de hacerlo es envolviendo el cogollo en un trozo de papel para hornear y presionándolo entre unas planchas para alisar el pelo bien calientes. La combinación de calor y fuerza ayuda a separar los tricomas del material vegetal y produce una pequeña cantidad de aceite llamada “rosin”.

Con disolventes

Los métodos de extracción con disolventes, como su nombre indica, utilizan disolventes para separar los tricomas de la planta de cannabis. Algunos métodos con disolventes son:

Extracción con alcohol

Esto implica poner cogollos y recortes de marihuana en un recipiente y llenarlo hasta arriba con alcohol. Se deja reposar durante un periodo de tiempo y se agita todos los días para ayudar al alcohol a separar los tricomas del material vegetal. La mezcla se filtra y se calienta para eliminar la mayor cantidad posible de alcohol.

Extracción con butano

Esto suele consistir en meter los cogollos de marihuana en un recipiente y someterlos a butano líquido. El butano ayuda a separar los tricomas del material vegetal, y la mezcla resultante se calienta para retirar la máxima cantidad posible de disolvente y dejar tantos cannabinoides y terpenos como sea posible.

Extracción con agua helada

Este método es parecido al de la extracción con alcohol. Consiste en colocar el cannabis en un recipiente con hielo y agua fría, removiendo o agitando la mezcla y dejándola reposar, eliminar el material vegetal y, a continuación, filtrar la mezcla restante a base de tamices cada vez más finos. Este método se suele utilizar para preparar “hachís al agua” o “bubble hash”.

Con Co2

La extracción con CO2 es la forma más avanzada de separar tricomas. Consiste en convertir el CO2 en un fluido supercrítico y utilizarlo para extraer los cannabinoides y terpenos de la marihuana. Este proceso es altamente técnico y requiere de un equipo de laboratorio profesional.

Fuente Canna Connection

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