La cannabis sativa es una planta de día corto, esto significa que su morfología responde a la cantidad de horas oscuridad recibida, pudiendo vegetar o florar según sea el caso.
En este hemisferio la temporada comienza a mediados de septiembre con el progresivo aumento de las horas de luz hasta mediados del mes de diciembre.
La razón de esto es que, en ese punto, la planta tendría que alcanzar un porte satisfactorio debido a que de ahí en más comenzará la etapa reproductiva que culmina con el final del ciclo vital de la planta. Esto suede a mediados de abril, mayo o junio según qué genotipo estemos cultivando.
Esta explicación preliminar nos permite comprender los factores intervinientes en un cultivo fuera de temporada o lo que es lo mismo, de pre-temporada.
El principal factor limitante en invierno, lógicamente es el frío que se transmite al sustrato y el que sufre toda la parte aérea, reduciendo drásticamente el metabolismo de la planta.
Se traduce en un crecimiento vegetativo pobre y seguramente en gran cantidad de sustrato desperdiciado por no estar completamente colonizado que resulta en plantas enanas de inflorescencias pequeñas pero con una gran densidad de glándulas.
Para prevenir estas circunstancias adversas, podríamos utilizar luces artificiales complementarias para revegetar las plantas que estuvieran creciendo en la tierra o para evitar que comience la etapa reproductiva en individuos nuevos en maceta p.e.
Hasta que en cualquier caso éstas alcancen el porte deseado para luego detener el suministro de luz artificial y que de manera natural comience el ciclo reproductivo.
